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Los hábitos que desarrollan los hijos desde la edad más temprana, los acompañarán a lo largo de los años y en buena parte determinarán la calidad de vida que llevarán como adultos. El papel de los padres en este proceso debe estar orientado a un ejercicio muy consiente de desarrollar las mejores rutinas de modo que las niños las apropien de manera natural. Las decisiones de qué y cuándo comer, a qué hora dormir,  cuando ir o no ir al baño deben ser de los padres y no de los pequeños durante sus primeros años.  El aparente beneficio de buscar consensos recurrentes en estos temas con niños de corta edad, podría resultar en una cadena dominó de decisiones equivocadas para el futuro de los pequeños .

La preocupación natural de los padres por la preparación de los hijos para un futuro profesional, social y emocional exitoso, también debe acompañarse de preparaciones básicas de buenos hábitos tan cotidianos como las rutinas elementales de sueño, alimentación y digestión. A pesar de ser tan básicos, muchos papás pasan por alto atribuir suficiente importancia a esta tarea, contribuyendo a desórdenes de diferente magnitud con el paso de los años.

1. El hábito de sueño.

Durante el sueño formamos conexiones neuronales de nuestros recuerdos y aprendizajes. No dormir bien puede producir problemas de memoria. El cuerpo se libera de toxinas y cumple con sus procesos de nutrición y relajación muscular. Un mal hábito de sueño puede ser causa de aumento de peso, rigidez muscular, fatiga y mal humor entre otros.

Producimos hormonas que regulan nuestro ánimo como la serotonina, también llamada la hormona de la felicidad. La serotonina está implicada en la contracción del músculo liso, la transmisión de impulsos entre nervios, la regulación de los procesos circadianos del cuerpo y contribuye al bienestar y felicidad. De allí que no dormir el tiempo adecuado puede causar síntomas de depresión.

La puntualidad de nuestro ciclo circadiano  o reloj biológico interno  es tan importante como la misma sincronía de nuestro reloj de pulso con la hora oficial. Noches de mal sueño constantes pueden estar interfiriendo en procesos de desintoxicación y nutrición que se dan en la noche mientras dormimos. Esto puede terminar en diferentes trastornos mentales y  en consecuencias graves en nuestra salud a corto y a largo plazo.

Muy recomendada esta TED TALK de Russel Foster  para entender por qué dormimos y que menciona factores muy interesantes como que en total pasamos 32 años de nuestra vida durmiendo y al mismo tiempo asegurando el complejo proceso neuronal que requiere la creatividad y la resolución múltiple de problemas.

2. El hábito de alimentación.

Para no reiterar en la conocida importancia del consumo de frutas y verduras, porciones de fibra y similares, tengamos en cuenta las recomendaciones generales sobre hábito de la alimentación:

a. Tomar las comidas siempre en el mismo horario. El cuerpo sincroniza todos sus ritmos al compás. Una ilustración mental de la importancia de esto sería si imaginamos que nuestros ritmos físico, emocional, mental  y laboral son personas cada una con su propio reloj. Coordinar una cita entre estas personas en un mismo lugar y tiempo resulta muy difícil si cada persona (si cada ritmo biológico) refiere una hora distinta: la cita jamás podrá darse! Es decir, la salud plena siempre será un plan pero nunca una realidad.

b. Tomar suficiente tiempo para la masticación. La masticación es una de las funciones básicas del ser humano y es  el primer paso para una buena digestión y poder asimilar los alimentos. Cuanto mejor sea la trituración e insalivación en boca de los alimentos, menos sufrirá el sistema digestivo. Una buena masticación influye en la salud y el bienestar general de nuestro cuerpo.

3. El hábito digestivo.

Los individuos tomamos decisiones de acuerdo a nuestras prioridades. La prioridad del niño es la exploración y el juego mientras que en el adulto bien puede ser el trabajo y demás responsabilidades. En ambos casos la urgencia de ir al baño más cercano se determina más por la urgencia biológica que por la conciencia del hábito. Enseñar a un niño a sentarse en un inodoro de manera regular a un mismo horario diario puede programar su organismo a ser regular y entrar en ese hábito intestinal.

Todos los buenos resultados se dan de la suma de varias acciones orientadas a un objetivo. Por esta razón es vital tener en cuenta esta lista de mejoras en los hábitos en aras de la prevención:

  • Prefiere el agua dentro del abanico de opciones de bebidas en cualquier momento del día.
  • Favorece la porción de fruta en vez del jugo. La fibra es más importante para el ejercicio intestinal. También en este caso se consume menos azúcar.
  • Todo ejercicio que involucre las piernas es necesario para mantener el intestino en movimiento.
  • Ajusta un horario regular para sentarte en el baño.

Es fácil entender esta información pero aplicarlos en la vida práctica tiene varias complejidades:

  • Si el agua que bebes es de botella, del grifo o de nacimiento natural.
  • Si duermes en un colchón con herencia de 2 generaciones, uno que te regalaron con la cama o uno que asegure que cada aspecto importante al dormir te ayude a cumplir con todos esos procesos biológicos.
  • Si tus soluciones de alimentación están bien alejadas de la mano culinaria de tu abuela, o si tienes acceso a una alimentación óptima todos los días.
  • Si logras tomar un tiempo prudente y controlado de luz solar que te ayude a regular tu ciclo circadiano y a fijar vitaminas.

Aquí es donde las soluciones que NIKKEN ofrece son más relevantes que nunca para la era en la que vivimos, porque se han desarrollado tecnologías que replican esas fuentes de la naturaleza en nuestro hogar. Así logramos segurarnos una solución óptima en el AGUA que bebemos, el entorno para nuestro DESCANSO, el soporte NUTRICIONAL y la LUZ NATURAL con la que debemos contar.

En conclusión, junto con adoptar mejores hábitos en tu familia, asegúrate también de mejorar  la calidad de las fuentes o recursos que usas para cumplir con estos hábitos vitales en tu hogar. Es un pequeño cambio que hace una diferencia enorme en nuestra calidad de vida.